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Igual que el celeste mas intenso, puro e inspirador, regala paz y alegría con el sólo hecho de verla, en un pedacito diminuto, pero de extraordinaria grandeza, producto de la perfección en su estado natural. 

La siento mía, mas no me pertenece, ¡Existe! y no es de nadie sino de si misma, para que esa belleza se disfrute, como quien contempla los celajes vespertinos, nutriéndose de la paz que obsequian. Diseñada para brillar con luz propia y convertirse en una estrella que ilumine el firmamento entero.

Claramente no es de este mundo, provino del cielo, en donde hasta hace poco vivió, compartiendo con otros ángeles sus sonrisas y travesuras, pero hoy…. Hoy ¡está acá!, ¡entre mis brazos!, donde recuesta su cabecita confiada, a pesar del mal sueño que la despertara recién. Escucha el latido de mi corazón, vuelve a soñar, tranquila y serena, se sabe protegida, pues su papá es quien la abraza.

Se vienen esos días fantásticos, en donde en su mente, los seres extraordinarios si existirán y no habrá uno mayor que quien le dio su apellido. Me permitirá llevarla de la mano, besarla frente a todos y enseñarle cosas nuevas, descubriendo el mundo juntos, llenando su carita de asombro y alegría, con cada cosa pequeña o grande que le muestre, pues para ella todo será un suceso sin antecedente conocido. Una que otra gripe, quizás algún dolor de estomago, convivirán con alguna noche en vela, nada comparado con la felicidad de tenerla y sentir que es mia aunque sea por un tiempo.

Cuando ese breve período transcurra, vendrá otro en donde las confusiones reinaran su mente y me será mas difícil tenerla cerca, besarla se convertirá en un reto del que mas de una vez saldré derrotado, es así, parte de la vida y el mejor recordatorio para que un padre entienda que los hijos no le pertenecen realmente, son propiedad de ellos mismos y volaran con sus propias alas.

¡Adelante mi chiquita!, corre hoy con tus pasitos vacilantes, inicia a recorrer el mundo, que es todo tuyo, deja tus huellas y forja tu camino, hasta que alcances el lugar en el cielo que está reservado para ti, tu papi que te adora desde que supo que existías, contemplará embelezado y feliz todos tus éxitos.

Y cuando el tiempo pase, sé que vendrás a mi, con tu gran sonrisa, te recostaras en mi pecho y confiada podrás descansar de aquello que te sobresalte, pues sabrás que llegaste al lugar mas seguro del mundo… ¡los brazos de tu papi!

Gustavo Adolfo Monroy

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