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Estoy roto y me quiero pegar, con pegamento industrial, que tenga fuerza de riada, que irrumpe en el camino del rio, para no soltarme jamás. 

Me rompió, la vida o mas bien me rompí al  vivirla, y hacerlo a tope, quebrado al toparme contra rocas que no vi, por caer en agujeros del camino,  camuflados entre ramas, sombras o incluso entre paraísos imperdibles que atraparon mi atención y distrajeron mi andar, para hacerme caer en el fondo de un lugar totalmente opuesto, sin luz y sin paisaje, aturdido y magullado. 

Roturas que permanecen siempre en forma de cicatrices, dolores, visitas recurrentes rememorando y sobre todo los momentos previos donde quedé totalmente quebrado. 

Y acá tirado en el suelo, sin un hueso entero, partido completamente, lastimado y en pedazos, exclamo: ¡Estoy roto me quiero pegar!,  pegarme para volver andar, para no perderme otro paisaje aunque en mi andar se atraviese una roca u otro  agujero mas. 

Pegarme y hacerlo bien,  con pegamento fuerte, para salir a romperme nuevamente, si es necesario, porque por mucho que sea el dolor, me dolería mas no haber sentido, el roce del viento en mi rostro, la caricia de la luz que roza mi piel y los colores del mundo explotando en mis ojos.  Salir al mundo cada dia, sin importar que el precio sea vivir siempre adolorido.   

Así que hoy estoy roto, pero queriendo pegarme y aun sin repararme, listo para volverme a romper, porque el camino andado, el disfrute de su andar, las experiencias vividas y los sabores que dejaron, los paisajes embelesantes y caminos recorridos, aunque vengan con precio de golpes, no elegiría jamas el habérmelos perdido, a cambio de la seguridad de estar en un solo sitio, por el miedo de dañarme, renunciando a la aventura. Cambiando la pasión por la prisión sellada por cerrojo del terror a a romperme, y merecidisima por cometer el delito de escoger matarme, encerrado bajo la excusa cuidarme, perdiendo vida en el intento, para fingir estar bien y seguro, cuando realmente estaría eligiendo morir despacio y mientras el inexorable final llegase, lo peor de todo es que hubiese muerto, sin haber vivido.  

Gustavo Adolfo Monroy

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