Había una vez, que dejé los segundos correr, asesinandolos al ignorarlos,
con la vision puesta en un lugar inexistente. En tiempo futuro que tendrá
su momento, sin entender la eminente visita del minuto próximo, por ahora no
obstante, hay otro que merece ser vivido, con toda la intensidad que cada
instante de vida amerita.
Erase una época que la niñez era impulsada por los deseos de vivir la
adolescencia, a los quince anhelaba ser adulto y enfrentar los retos propios
de esa edad, hoy alcanzo a entender que había y habrá son conceptos
etéreos, pues el pasado sólo vive en la mente y el futuro es algo que puede
o no ocurrir.
Es entonces, es ahora que intento disfrutar del sorbo de café que acompaña
mi mañana, intentando saborear las delicias de la mezcla perfecta que muy
rara vez logro e incluso el delicioso momento de quemar el brebaje,
saboreando en ese caso no la bebida sino la anécdota que desde
entonces permanecerá en mi mente, acompañándome siempre, enriqueciendo mi
vida.