Sonrisa de pocos dientes e inmensa alegría. Ilumina tu rostro, el mio y bastantes mas. Tienes un espejo catorce años mayor que tu, con tan solo una sonrisa terminaste de robar su corazón, que ya pensaba en tí desde antes que vinieras a este mundo.
Fuí incapaz de protegerte, queriendo dar mi vida a cambio de la tuya, sin poder hacer un canje que con gusto hubiera hecho. Por un instante me declare vencido, rendido a los pies del destino, tu propia fuerza me enseñó que no aceptabas derrota alguna, tu nunca bajaste los brazos ¡Estabas en pie de guerra!, luchando por no perdernos, pelando por quedarte.
Avergonzado y avasallado con tu valentía, empece a confiar, volvi a levantarme, no podía abandonarte y dejarte solo ante un enemigo mayor que tu. Y es que todos eran mayores que tu, ¡pero nunca mas grandes! Pedí con todas mis fuerzas y te acompañe con todo mi amor. No estabamos sólos en esto, eran muchos los que día a día, te rodeaban, de oraciones, de fortaleza y de un inconmensurable afecto.
El tiempo pasó y hoy puedo gritar a cuatro vientos: ¡Venciste mi amor!, un año despues de aquella odisea, que inició cuando el mundo te recibió tres meses antes de lo que debió ser. Trece meses despues de aquel calvario de esperar día con día, las malas noticias que gracias a Dios, nunca llegaron.
Con tu sonrisa de seis dientes, pareces decir lleno de una inocencia plena, con humildad sincera y una satisfacción total, ¡Lo logramos Papi! ¡Y así fue, asi es mi cielo!.
Hoy las malas noticias que invadieron esos que han sido los días mas terribles de mi vida, son apenas un recuerdo, pero cuando pienso en lo que pudo pasar y no ocurrió y veo que el hoy es. Me es imposible reprimir esa sensación cálida y humeda, que provoca la carrera de mas de una gota que circula mi rostro. Nace en mis ojos y culmina su vida en mi boca y mi paladar prueba ese sabor salado, que para mi se convierte en el mas dulce que he probado jamas.