Se cierra mi mente, luchan mis ojos por continuar abiertos y dar señas falsas al solitario exterior, que mi cuerpo está despierto aun.
Las doce, apuntan con autoridad, dos agujas que un par de veces cada veinticuatro horas, se fusionan convirtiendose en una sola, en un matrimonio que dura sesenta segundos por vez. Ocurrió en el momento que su tic tac anuncia el cambio de hoja de calendario.
Obscuridad tras las cortinas, bambalinas de un teatro sin público, ocultan la interna historia de un montón de ideas, envueltas bajo un mismo sueño. Imperativo para alguien que espera verlo cumplido, lo sé porque esa persona soy yo.
Miles de lámparas encendidas justo ahora, acompañando a otros que buscan expresar sentimientos disfrazados de ideas y millones mas que van en pos de sus particulares cimas y por ende el único camino posible es continuar, aun cuando el día no lo haga mas.