Era tan solo un niño, cargado de miedos, quien te veía a través del cristal que funcionó de frontera entre mis pensamientos y el espacio en el que ubicaban a las personitas que acababan de salir del vientre de sus madres y daban con dificultad sus primeros vistazos a un mundo aun por descubrir.
Quien estuvo allí, cuenta que pasé horas contemplándote, en un transe hipnótico en donde tu belleza y el terror de sentirme incapaz de cuidarte, me tenían paralizado.
Lidiar con mis intentos parentales, no te ha sido fácil, pero lo has hecho mas que bien, te he cuidado desbordado por la torpeza de quien intenta aprender un oficio que le queda grande. Inmaduro como era, te tocó y te toca aún, sufrir mis errores, te ha hecho falta un padre sabio pero jamás te hizo falta mi amor. Un amor puro, grande y fuerte, tanto que en mas de una ocasión de ha atropellado, por la fuerza con que fluye.
Y es que gracias a Dios y recibiéndote a ti en lugar de un diploma (y no es queja pues te prefiero por mucho a cualquier papel y a cualquier cosa de hecho), me gradúe de padre, siendo aún muy joven, en consecuencia, conmigo tuviste, de pequeña, con quien jugar a cualquier cosa, encontraste compañía en escondrijos y resbaladeros convertidos en juegos para niños, caminamos por el centro de la ciudad, tu con la confianza de ir a mi lado, yo con la felicidad de tenerte conmigo. Siempre contaste con una mano que difícilmente te soltaba, incluso cuando debí hacerlo (parte de mi repertorio de errores de padre novato) y a alguien que desde que supo que existías, no ha descansado en buscar que tus sueños se cumplan, impulsándote siempre a que sueñes y lo hagas en grande.
Competidora nata, perfeccionista y observadora, acostumbrada a trabajar y ganar con la boca callada (a veces mas callada de lo que quisiera), has trazado metas y con esfuerzo, disciplina y con talentos enormes (seguramente Dios te compensó con eso, por el padre novato que te dio) has sobresalido en cada aventura que emprendes. Pero con todos mis errores hay cosas en las que he tenido una seguridad avallasadora, y que el tiempo me ha dado la razón, principalmente en temas que incluyen el creer en ti y en tu capacidad estoy convencido que no hay nadie en este mucho que crea mas en ti que yo incluso creo mas en ti que tu misma, pero espero que tus resultados de a poco terminen de convencerte de lo mucho que eres y vales, sin olvidar que sin esfuerzo y sacrificio nada es alcanzable.
Mañana, 5 de septiembre del año 2017, inicia un nuevo e importante paso, y es que cuando avances hasta tu dormitorio universitario y luego al campus, ten en mente que te diriges hacia una vida que seguro vendrá repleta de éxitos, porque eres maravillosa, siempre lo has sido y yo aun sintiendo que me queda grande el traje de ser tu papá, estaré contigo apoyándote para que puedas cumplir tus anhelos, porque te amo, confío en ti y lo mereces.
Respira hondo, abre esos preciosos ojos cafés, disfruta el escenario, atesora ese recuerdo, pues es allí y en ese momento, donde será el inicio y darás tu primer paso hacia un mundo repleto de oportunidades, cuida tu salud siempre, aliméntate bien pues sin salud lo demás pierde importancia. Mi confianza es tal que hoy ya visualizo tu nombre en la primera de muchas películas animadas que llevaran tu sello y serán fantásticas, porque te conozco y siempre he sabido de lo que eres capaz y es hora que tu también te convenzas de ello, porque llegaste a ese punto en gran parte por tus méritos y que a tu corta edad ya alcanzan el calificativo de impresionantes. Y sin importar que tan alto llegues, jamás olvides de donde vienes y que eres quien me graduó de padre, ¡que te he amado y amare siempre!