Skip to main content

Alfombra de grama instalada en el noble piso de barro que la cobija, enmarcada con el descomunal verde de setos y otros árboles que adornan la bella tierra.

Tendido vista al cielo, cuestiono ¿si en verdad hay vida en otros mundos y sus habitantes tienen interés en interactuar con nosotros?.  Dos cosas emocionan mis sentidos, la capacidad de maravillarme por cosas nuevas que afortunadamente aún no pierdo y la posibilidad de conocer gente de otros mundos es evidentemente algo que me entusiasma. Por otro lado la maravilla natural,  me enorgullece presentársela a otros seres, a sabiendas de presumir con sombrero ajeno, pues nada he tenido que ver con semejantes paisajes y prodigios.

A cierta distancia un desfile de hormigas, engalana unos centímetros de suelo, en despliegue de orden y disciplina suman actividad a éste circulo planetario que llamamos mundo, su pequeñez me hacen sentir grande, lo basto del cielo me permiten entender lo chico que a la vez soy.

No todo es miel sobre hojuelas, dentro de la belleza natural ocurren a diario injusticias, desde gente abusando de su posición y mejorando sus ingresos, sin importar robarle oportunidades a niños, medicina a enfermos, viendo como a su alrededor la gente muere y se mata, contribuyendo en parte a ese caos por su avaricia.  Sentimiento canibalizante que desciende y se absorbe piramidalmente, en todos lo ámbitos en todo momento.

Luces de esperanza disfrazada de gente honesta, a quienes el prójimo si parece importarles, que piensan en otros antes que si mismos, aunque no son mayoría.    Quiero creer en el mundo, mas las personas se empeñan en convencerme que no merecen credibilidad, que la desconfianza debe anteceder a cualquier interacción humana.  ¿Serán estas almas que disfrutan la vida y se entregan con convencimiento al prójimo, gente de otro mundo? acaso son ¡Alienígenas entre nosotros!.   He conocido a algunos, ¡quiero conocerlos a todos!, miro al cielo y tengo la esperanza que mi origen sea también de fuera de la tierra, pues me niego a creer que soy parte de una raza que consume y disfruta alimentarse de otros de sus congéneres y por un rato fantaseo con la esperanza que un extraterrestre habite en mi o mejor aún que mi percepción de la raza humana esté totalmente errada.

Gustavo Adolfo Monroy

Author Gustavo Adolfo Monroy

More posts by Gustavo Adolfo Monroy

Leave a Reply