Soliloquio invadido de dudas y sentimientos. Argumentos encontrados, nacidos de la misma fuente de revuelto fondo, que impide ver con prístina claridad lo que para muchos seres felices es algo mas allá de lo evidente.
Un negocio fallido, atronador fracaso, exiguas fuerzas y extinto animo, la salud protesta, han habido momentos mejores sin duda.
A dos metros, una cucaracha continúa su camino diligente.
– Animalejo infeliz y despreciable – piensa para si.
La ira de verla y la sed de descargar todo su desprecio, en un movimiento que contenga un gran porcentaje de frustración propia, importante cantidad de desesperación y un poco de asco hacia el insecto, es fugaz y al final apabullada por su escaso ánimo.
Huye victoriosa la alimaña café, logrando su cometido con éxito, palabra cuyo significado pareció ausentarse de la vida de su observador.
Tumbado en un sillón, inventaría sus miserias, clama ante la ausencia de justicia, desespera, iniciando la desgastada letanía de lamentos.
Cerca del rincón del mueble que custodia una televisión acompañada de un teatro en casa y otros artilugios de ultima generación, la cucaracha avanza, basando su éxito en jamás detenerse a evaluar la justicia de un mundo que la nombro en el cargo de insecto despreciable, lamentar su infortunio, recriminarle a alguien, simplemente como siempre ha hecho, continuó su marcha.